MASONERÍA AL DÍA / Colegio La Fontaine: 30 años de educación laica de excelencia

Colegio La Fontaine: 30 años de educación laica de excelencia
“En este espacio de encuentro de libertad y de creatividad que es nuestro colegio, no queremos perder de vista los valores universales , representados por los símbolos que traen los estudiantes de Cuarto Medio: Úrsula: trae la escuadra, que representa la rectitud en el actuar y la conferencia de las artes, ciencia y tecnología al servicio de una vida buena, Josefina: Trae el compás que traza el circulo, imagen de la totalidad del ciclo cósmico, representando el equilibrio, la templanza y la ecuanimidad y Nicolás trae el libro que representa el universo que ilumina al hombre en la búsqueda de la sabiduría y el encuentro de los valores”. Con estas palabras y representación simbólica de lo que significa el Colegio La Fontaine, se inició el acto de celebración de los 30 años desde que fuera fundado.
Uno de los elementos que más se destacó en la ceremonia fue la participación de los alumnos de todas las edades tanto en su calidad de público como de actores que cumplieron un rol cívico en el izamiento del pabellón patrio, en el coro que entonó el himno del establecimiento, como los alumnos que ingresaron con los símbolos.
Asimismo, uno de los apoderados del Colegio, y Hermano Gustavo Pastene, miembro de la Sinfónica, presentó un cuarteto de cuerdas, conformado solamente por mujeres jóvenes que provocaron un vivo entusiasmo en los alumnos. Con respeto y orden, corearon y ayudaron con pies y manos acompasados a seguir el ritmo de la interpretación.
El presidente del Directorio, Francisco Riveros dijo que la Institución había transitado durante 30 años para generar un referente en la sociedad civil y en la comuna de Ñuñoa, donde se inserta el Colegio La Fontaine. Por ello, se debía reconocer la labor educativa de cada profesor y profesora, pues con docentes de excelencia, una buena gestión escolar, un buen modelo directivo, el Colegio manifestaba su actuar, en un marco ético y valórico con que se había levantado hace 30 años.
El cierre, en manos del Gran Maestro Sebastián Jans P. lo dirigió a los jóvenes expresando el cómo la dignidad se hacía presente en cada individualidad humana y que no se podía hacer con ella lo que le placiera a cualquier otro miembro de nuestra especie
“Uds, estimados alumnos, no pueden hacer con el compañero lo que les plazca. Cada individualidad debe ser tratada en tanto persona y no en tanto objeto. Ello porque, la dignidad humana es un valor y un derecho, inviolable y fundamental, un valor inherente a la condición humana...
En tanto es un ser racional, posee la capacidad de discernir y ejercer su libertad, donde podemos constatar que su dignidad le da el derecho a elegir la vida que desea – es decir, hablamos de autonomía -; su dignidad es una contribución a los esfuerzos colectivos – es decir, hablamos de sociabilidad-, y puede construir conocimiento a través de una búsqueda permanente, la cual le otorga respuestas para obrar en dirección de lo bueno o lo malo, para sí mismo o para los demás seres humanos.
Educar, con esos aspectos de consideración, debiera ser – por sobre todas las cosas – dignificar. En ese sentido, es particularmente desafiante si nos ponemos en la perspectiva que, por sobre todas las cosas, el resultado final del proceso educativo y de la misión misma de todo acto educativo, no sea otra cosa que entregarle a un niño o a un joven, las herramientas y las capacidades para sostener su dignidad en la vida”, dijo el Gran Maestro.


