El cambio climático no solo pone en peligro nuestros ecosistemas; también quebranta los cimientos de nuestros derechos fundamentales, agrava la desigualdad y genera nuevas injusticias. José Crespo, Presidente Confederación Masónica Interamericana.
Con un llamado a todos los hombres y mujeres del Continente, para que asuman, en su conducta cotidiana, un compromiso consciente con el ambiente, asimilando el entorno como una extensión de la propia existencia y siguiendo en consecuencia, las conductas y, acciones necesarias para protegerlo y mejorarlo, cerró la Semana del Clima, José Crespo .
Instó a la Masonería a seguir trabajando para que sean el ejemplo de lo que pregonan, con sus propias conductas, basadas en la sobriedad, el respeto por los demás y la naturaleza. Además, mostró preocupación por el tiempo disponible para salvar el Planeta, la única morada de los seres humanos.
“La Masonería, como institución ética y filosófica, que entiende que la emancipación del ser humano sólo es posible a través de la conciencia de sí mismo y de su entorno, vive con creciente preocupación las consecuencias del cambio climático. Ningún esfuerzo individual, comunitario o nacional, por muy profundo que sea, será suficiente para enfrentar esta amenaza de proporciones aún inconmensurables. Sólo es posible hacerlo, si TODOS comprendemos el imperativo de trabajar colectivamente, adoptando políticas y firmes decisiones dirigidas a modificar las avanzadas causas de este proceso”, dijo Crespo
Rememoró, asimismo, los acuerdos logrados por cuatro grandes Logias en la reunión de Arica 2019, en el que hicieran un vehemente llamado a los líderes políticos, empresariales y sociales de todo el planeta, pero en particular a los de las grandes potencias económicas, industriales y tecnológicas, para que actuaran con un criterio humanista y universal, con miras a aprobar las medidas necesarias y asegurar la transición hacia economías de adaptación y bajas en consumo de carbono, como lo señala el Acuerdo de París.
Se trata por cierto de adoptar medidas que si bien podrían requerir inversiones importantes- ya que demandarán cambios importantes en el plano de la producción e incluso de la vida cotidiana- plantearán una vez más el problema de la distribución de los costos de las medidas a tomar, en el plano nacional y en el internacional, pero que fundamentalmente, también pueden constituirse en una organización estructural mundial, capaz de brindar un mayor bienestar para la Humanidad, generando a su vez, un bienestar mejor distribuido y sostenible para las futuras generaciones.
Aseveró que con esta semana del Clima la Masoneria Internacional a través de la Gran Logia de Chile expresaba su preocupación por este acuciante problema y también reiteraba su compromiso de incentivar a sus miembros para que a través de sus acciones fueran parte de las soluciones y búsqueda de las mismas en beneficio de nuestra naturaleza.
La adaptación al cambio climático y la atenuación de sus efectos no es únicamente un asunto de conocimientos científicos y voluntad política, sino que exige además una perspectiva amplia sobre una situación compleja.
“La ética determina la esencia de todo compromiso. Su capacidad de movilización permite orientar la acción, establecer arbitrajes, decidir entre intereses contradictorios y fijar prioridades. La ética facilita la articulación de la teoría con la práctica, de los principios generales con la voluntad política, y de la toma de conciencia de ámbito mundial con la aplicación de medidas a escala local”, expresó Crespo